
UNPOPULAR SCIENCE
Galería UTOPIA PARKWAY, 14/01/2022
Bestiario futurista
Por
Silvia Grijalba
Adamo Dimitriadis nos tiene acostumbrados a mostrarnos elegante felicidad, a su manera. A recuperar ese mundo en tecnicolor, de casas perfectas, mujeres bien peinadas y hombres de barba perfectamente recortada como el yard de su casa de suburbio americano.
Adamo Dimitriadis lo ha vuelto hacer. Si miramos sin detenernos demasiado, vemos casas de ensueño salidas de una tranquila ensoñación de clase media americana y paisajes con ese punto de irrealidad que solo da la naturaleza. Y digo que lo ha vuelto a hacer porque ese universo de cielos azules y coches rojos, de gente con falda de vuelo que Adamo Dimitriadis sabe mezclar con las visiones de Philip K Dick y que ya nos mostró en exposiciones como “Ciudad Terminal” o “Memorias del Futuro” aquí llega al extremo. Es como si los protagonistas de “Please don’t eat the daisys”, después de vivir en la urbanización de “Noches de Cocaina” de Ballard y de veranear en el resort de “Plataforma” de Houllebecq se hicieran vecinos de Openheimer en Los Álamos.
En “Unpopular Science” se recupera el espíritu de revistas como “Popular Mechanics”. Divulgación pseudocientifica para familias felices convencidas de que El Progreso de la ciencia llevará a un mundo mejor a sus hijos.
Un Bestiario de ilusión futurista donde casas de cuento tienen chimeneas de CO2, donde las nubes vuelven a ser rosas (una constante de la obra de este artista), hay plantas de energía nuclear con forma de Hello Kitty y los niños juegan con pistolas láser.
“Unpopular Science” lleva como subtítulo “Ciencia y Moralidad”. Así que este Bestiario futurista estaría más conectado con el Phisiologus de Berna que con la Etimologías de San Isidoro de Sevilla. Como en la Edad Media, el tiempo post pandémico actual no puede ser más apropiado para abordar un asunto: la moral en la ciencia, ese gran tabú actual. En estos tiempos en los que los adalides de la carrera espacial son multimillonarios que abogan por llevar al extremo la biotecnología y convertirse (nos) en ciborgs y donde la Soft Machine de Burroughs resulta un símil mucho más apropiado que aludir a Huxley o a Orwell. En un tiempo de incertidumbres, miedo y de ilusiones delirantes, este Bestiario futurista resulta imprescindible.
La ironía está más presente que nunca en estas obras. Adamo no pontifica. Muestra, de forma terroríficamente amable, lo que podría ser, lo que quizá no vemos, lo que puede suceder y lo que quizá ha pasado ya y llamamos futuro. Siempre impecable, con absoluta elegancia, con científicos de traje y corbata y con una sonrisa. Que el Apocalipsis nos pille bien planchados.
New Mexico. Noviembre de 2021 DC (Después del Covid)